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Mostrando entradas de septiembre, 2012

out of the game

Existían infinitas posibilidades, pero yo acabé con ellas. Teobaldo era su nombre porque un día lo escribió en el espejo empañado del baño. El baño de su casa era antiguo, tenía una tina grande con una cortina de animales prehistóricos (quizá ni eran animales), la ventana estaba junto a la tina y solamente por eso se me antojaba bañarme en ella. Renuncié a ella, a la posibilidad de sumergirme detrás de la animálica tela plástica. Cambié las posibilidades por una decisión: me voy a desaparecer. Me subí al carro un poco feliz y con la certeza de que estaría bien, él y yo también. Llamó, creo que al día siguiente, pero no contesté, no volvió a marcar, yo nunca regresé la llamada. En verdad lo saqué de mi cabeza, pero el hado de los cuentos lo introdujo otra vez, con la posibilidad de cruzar saludos ocasionales en fiestas planeadas, no por terceros, sino por quintos y enésimos. Evite dichos sucesos. A razón de eventos ajenos a estas letras, di cuenta, en una conversación muy Virginia