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Mostrando entradas de junio, 2014

Papel Acapulco

Hay un placer extraño en sentarme y no hacer nada. Pero no en mi casa, si me siento allá estoy inquieta casi con angustia, a menos que esté viendo videos viejos en el YouTube.  Si me siento en un lugar extraño  puedo relajarme al punto de quedarme dormida.  En casa no puedo porque cuando mis ojos se quedan fijos en un punto me dicen que estoy “loqueando”, como si loquear fuera malo o el presagio de un desastre.  Ayer fue la última vez.  Hoy no fui directo a casa, me vine a una inauguración con el peligro de encontrarme con el capataz de mis ojos. Me he citado con un cómplice. Lo estoy esperando. Sentado en el sillón de enfrente, un señor de zapatos muy boleados, algo zapatea, algo hace en su celular, respira tranquilo. Yo traigo un mareo que ya me está asustando. La semana pasada volvió a pasar, esas malditas convulsiones por nada. Estoy tan mareada y temblorosa-de-manos que me parece que las personas alrededor lo notan. Ya llegó. Iré por una copa de vino. Espero no caerm