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Mostrando entradas de mayo, 2010

Desierto

Hallábase Lola sobre un tapiz dorado. El panal había sido tomado por abejas-nómadas; lontananza más tapiz y cactos, tranquilo silencio, inquietante sol. Sin ruta, pero con el camino bien claro, Lola comenzó a caminar buscando. Cuando salió del panal no temió nada, no sospechó del lugar, sintió certeza, pero una vez andando tres días que transcurrieron veloces, la lentitud de los días empezaron a cargarla de postreras palabras: No hay nadie. Esta era la primera vez que Lola estaba sola con ella, había estado muy a gusto, en paz; pero su conciencia ávida de sonidos la desesperaba. Fue, en uno de esos momentos, en los que estaba en paz, cuando vio pasar una caravana entre las dunas; eran hados desérticos que se detenían a lanzar un bulto. Yerto se quedó el algo, así que recordando la fama de bárbaros que los Hados tienen, Lola esperó hasta que se alejaran lo suficiente. Era el zombi liberado de la soga: ¡Pero tu no entiendes que eres libre de irte? ¿Cómo es que me encontraste y yo aún no

El panal del tiempo

Poco después, Críptica fue al árbol del jardín, que antaño, Soren construyó para ella. Desató el nudo que mantenía asfixiado al zombie y lo dejó ir, ya era mucho el hedor y muchas las moscas; Soren siendo tan pulcro seguro no estaría por ahí. Sin darse cuenta, Lola esperaba encontrarlo en aquel lugar. El zombie caminaba a quien sabe dónde, decididamente presuroso se alejaba, no la vio despedirse. La niña plastilina regresó a casa; en su habitación planteó a Sileo Saturnus la expedición: el lago, la playa, la luna y la casa del bosque. El joven Saturnus dirigió a Janssen blanca mirada; el gato entendiendo preguntó a Lola: ¿Y si no esta en esos lugares, a dónde lo irás a buscar? Se perdió la niña en súbita conciencia, pues no había considerado no encontrarlo. Sin pensar más en desagrados, Lola y Sileo se marcharon. Tal como Sir Frankenstein lo había pensado: en el lago no estaba el bote, en la playa la casa blanca estaba abandonada; en la luna el hurón sabía nada y, la casa del bosque s

VICKY RANCH

Una mañana de sol fresco, Lola entregó dichosa carta estrellada a Soren, pero apenas la leyó, estaba ocupado en sus juegos de ajedrez; justo en ese momento, cuando acabó de leer la carta, le dio un besillo y una sonrisilla a Lola, la niña plastilina recordó que solo con berrinches puede lograr atención del niño agua. — Soren P., quizá a Sisi le parezca agradable ir a pescar— mañosa sugería. — Lola, estamos jugando ajedrez…. ¡Shhh! — la callaba distraído. — Bueno, pero luego no digas que no lo sugerí— se alejó tranquila y sonriente. Estas dos señales en especial, crepitan en la espina dorsal del Herr P. Sadnerson, así que sin perder más los minutos del reloj, Soren y Sisi se enbicicletaron al lago. Lola podía ahora empacar y huir de Soren. Ya tenía planeado irse de primera escala a Vicky Ranch; ya sabía que después iría a donde Oxford y a Lexington, quizá a Bruselas, quizá también a Polonia. Olga Pulga, de buena gana, le ofreció el asiento de copiloto de su camioneta… y es que la ide

Estrellas

Sin saber el futuro, Lola le decía a su P. Sadnerson: — Tú no lo sabes, pero a veces creo que el cielo es de verdad un firmamento, donde Dios ha anotado todos sus planes, claro, los menos importantes. Soren, las antiguas culturas al descifrar el código estelar, debieron faltar al respeto de lo privado y por eso los mayas desaparecieron ¿no crees? Además el smog nos oculta las estrellas, es decir, ya ni una ni otra cosa Soren P. : ni admirar la belleza, ni morbosear sus secretos. ¿Qué tienen las estrellas? ¿tú sabes Soren? Y es que algunas sirenas las tienen sumergidas; algunas mujeres quieren que las bajen para meterlas en cajones…— acababa divagando. — Debe saber el hurón Lola, él es su vecino. Hoy debe ser el tercer día de luna llena así que tal vez podamos verlo.— Soren subió los crujientes escalones y retocó seis veces el espejo del ropero, pero no salía; a Lola se le ocurrió que tal vez se estaba disfrazando para salir a trabajar, Herr P. Sadnerson tuvo que hacerle notar a la ni

Era la luna

“Era la Luna tan grande que cabíamos los dos; brillaba poco para que pudiéramos vernos cerca y ocultarnos del hurón. Ulabamos para comunicarnos. Era aquella tan redonda que podía flotar entre las nubes, era tan juguetona que se escondía detrás de ellas. Tú y yo estábamos cazando. Llena, ¿llena de qué, te has preguntado? Esta idea se usa porque ahí se depositan los hurones atrapados; nosotros somos tan buenos que siempre la llenamos. Llena estaba entonces y decidimos soltarlos, seguimos cazando hasta saciarnos el hartazgo. Aquella vez fue almuerzo ahora cena, crepas, chococacahuate, pastel a la Warhol y poesía para ti: Este era un pájaro con un amigo gátoro. El primero hacia quesos, y el segundo era mágoro. Pájaro vuela entre nubes. Gátoro pasea entre techos, El primero duerme entre tules. El segundo duerme en lechos. Para mí un Sueño sin fin, un cuento que se va narrando. Vino, ensaladas, aderezos exóticos y empanadas. Una larga lista de canciones, nuevos sucesos, nada en exceso, cam