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Mostrando entradas de marzo, 2010

Lola Liendres y Soren Chinches

Odiseas, no tantas, pero van creciendo. Oídas historias que ya no pueden ir más allá porque no valen la pena, así que lo mejor es inventarse más juegos. Entre ellos Lola ocurrente inventó el de las alimañas. Lola Liendres y Soren Chinches ahora se disponen a desquitar el exilio y regresan al jardín nuevamente. La finalidad de la liendres y la chinches, es no dejar de ser la alimaña que tan burdamente se representa. Así que Lola hace de paradisíaca zángana y se recuesta en el pasto, se mueve lombricescamente, se agita y sonríe al sol. Soren por su parte se acerca acechante, la mira, espera el calor… no olvidar aquello de la caracterización. Y ataca: por encima de ella, sin hacer ruido, solo ligeros gemidos. Succiona hasta dejarla blanca muy blanca. Se revuelcan en el lugar, quedando así lodosos y pastosos. Por un momento Lola deja de entender el juego, por un momento deja de ser niña y es muñeca. Lejos de succionar como chinche, Soren hace ya no de agua momentos de niñez; ahora tra

Ranas Noctámbulas

“Mira Soren, miiiraa”, dice Lola susurrando presa de asombro y espanto. Se toman las manos y avanzan, el jardín de noche puede ser muy escalofriante. Saltan ranas noctámbulas. “Batracios, Lola batracia…. Ajajajaja”, Lola salta asustada por las posibles babas y luego lo codea con un shhh, “Soren cállate, deshaces el misterio”. Un piano que hace sonidos decadentes acompaña a Soren y Lola en su expedición por el jardín; todos van de puntitas, detrás de ellos las ranas noctámbulas los siguen curiosas. ¿Qué hacen por aquí tan noche?, se preguntan entre ellas. El señor Piano logra dar cuenta de que las ranas los rodean, talvez porque caminan en sospechas. Los misteriosos niños se acercan a las bicicletas. Hablando de ranas, sapos y batracios es necesario precisar que hace un piano en este lugar. A Soren lo han acusado de impiedad, el señor Piano es el encargado de dar noticia y ha de llevárselo; no ha mencionado cuestión alguna porque no quiere interrumpir aquel misterioso juego. “Soren,

Soten y Zareth

Lola muñeca de bulbos desatiende a Soren pues no puede dejar de contar: 79, 68, 54, 211; desorden extraño para una neurótica obsesionada con el "qué será". Tan no esta al tanto, que no ha escuchado tan importante noticia, enfrente de su casa, en la casa abandonada, ahora habita Zareth. Soren se escabulle entre las ramas, ahí lo sorprende Zareth. Muy pronto terminan sentados, toman té extraño que Soren solo finge beber. — Y Soren, dime entonces que cura el empacho de cococha—, el niño de diáfana estructura, sin mucho esperar, responde casi con acento de obviedad —Succionaciones de ojo… pero estas sólo funcionan si las hace Lola… y hay que tener cuidado porque muchas succionaciones de ojo hacen que estos se te conviertan en bocas, es raro porque no ves lo que dices ni dices lo que ves—. Zareth, sin mucha extrañeza pudo notar que Lola hacia falta — Herr Soren, ¿Dónde esta Lola, porque no te acompañaba en la exploración de mi jardín?— Para hacerse sordo P. Sadnerson es genial, as