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Mostrando entradas de 2010

Der Erkrankungsfall II

Contemplaba yo una visita a Oxford a principios de Enero, dirigí mi angustia a la imposibilidad de no ir dada la enfermedad que padezco. Fui al médico. Síndrome HCA; resulta que me ha infectado una terrible bacteria. Síntomas: presión en el pecho, malestar estomacal, olor; si, la bacteria provoca segregación de un olor que no es el propio, poniendo en riesgo la salud mental del enfermo. Y es verdad, tengo días con la sensación extraña de no oler como siempre, a ratos puedo percibir un agradable aroma que no es el mío; quizá eso es lo peor, que es agradable. El médico dice que no hay nada que hacer, sólo me advirtió que en la etapa final de la vida de la bacteria, hace creer al enfermo que se encuentra inmerso en un cuento de Hans Christian Andersen; para mi eso es lo terrible, porque andaré por ahí en aparente felicidad que se verá truncada por algún duendecillo, hada o maleficio, me sentiré desgraciada para acabar luego muy feliz, cual cisne. Todo eso será falso. La cuestión es que q

DER ERKRANKUNGSFALL

Presión: comprimir, oprimir; influjo poderoso ejercido sobre alguien. Los jefes, los compañeros de trabajo, los impuestos, los amigos que se van lejos casi llegando a Far far away; hay tantas cosas que pueden presionarnos; y yo lo único que se hacer bajo estas circunstancias es recurrir a mi muy estricto régimen de oración. Sin embargo me ha dado un tipo de presión que no se quita con silencio. Tengo una presión distinta, en el pecho. La presión es tal, que mi corazón tiene que hacer esfuerzo para latir, palpita pesado, empuja al tórax para dejar fluir la sangre, lo empujo, pero no sede y la presión esta ahí, me entrecorta la respiración y me hace suspirar. Me preguntaron entonces ¿por quien suspiras? ¿Por qué las personas piensan que si uno suspira ha de ser por alguien? En el caso del metiche que me preguntó, estaba en la sospecha correcta, sin embargo pudo haberse expresado con más precisión, “¿Quién ejerce sobre ti una presión que te hace respirar entrecortadamente?” ¿Alguien? ¿Qui

Lo mismo y otro igual

Ya no me gusta escuchar como antes. Se me agotan los esfuerzos, se me acaban los antojos y las ganas de hacer con mi vida lo común; hay en mí un raro impulso que se lleva las certezas que tengo de este mundo y sus habitantes. De aquellos antojos: irme lejos, vivir diferente, vivir aquello que es absurdo ante los ojos de los que no tienen fe ¿Por qué no? No hay nada, ni nadie que venga con coerciones a impedírmelo, tengo libertad de hacer, pero sola. Era esta tarde, estaba con el Herr Doctor Legumbre sosteniendo una de tantas conversaciones que nos llevan a discusiones que acaban por sacarlo de quicio a él y de confundirme a mi… me doy miedo, a veces ya no entiendo el hacer del filósofo; decía, éramos los dos platicando, él habla mucho y yo escuchaba hasta que me perdí, pensaba en Pablo, en que lo entiendo muy bien cuando dice que lo mejor es no casarse y me dio miedo, porque algunos filósofos piensan así, hay algo en las relaciones humanas que distrae del arduo ejercicio de la reflexió

La manía del recuerdo

Leía el Universal del domingo, Guillermo Fadanelli ya publicó otro libro y yo estoy con ganas de adquirirlo, es uno de mis escritores contemporáneos de preferencia. Luego dejé reproducir "El segundo felino" de mi más reciente gusto musical, Enjambre, y fui muy feliz, todo el disco me ha gustado, sigo queriendo su segunda producción "Daltónico". Si, ya tengo dos cosas en mi lista de "Cosas por adquirir..." soy muy feliz, incluso cuando no las tengo aún, creo que es porque son deseos realizables. Es tan fácil hacerme feliz, música y buenas letras. También es muy fácil hacerme recordar, y hay entonces en mí, un ligero colapso, por un breve instante. Hace un rato, aproximadamente media hora antes de la hora del té, se fue la luz en la oficina, las labores tuvieron que cesar, salí a conseguir crédito para mi teléfono celular; en la calle me recibió el sol tibio, la calle silenciosa, los árboles son su disfraz de otoño y un susto: un clon del chico copias. Chico

El prólogo de conocerte

Me hago a la idea, así es más fácil digerir el rechazo, así culminan una serie de fantasías medievales, en donde él es el interesado y no yo. No me pueden culpar, no es sólo un constructor de mi mente, he tenido la mala suerte de ir a dar junto a él, que es tan amable, que tiene tan a bien tratarme como si le importara mi existencia, y pobre de él también, que ha venido a chocar con mis delirios de construcción fantástica. A veces me da por creer que todos somos inigualablemente únicos para alguien, para el resto somos indiferentes y para otros pocos sólo somos buena onda. No es que crea que yo soy única para él, pero estaría bien serlo y viceversa, les digo, pero no me creen, la verdad es que no me gusta tanto; lo que pasa aquí es que alguien me vendió la idea: “¿Te has dado cuenta que te observa? ¿no has notado que cuando hablas cuasi babea?” El que busca encuentra y encontré la sospecha de un rito asqueroso llamado: coquetear. Me gusta pensar que esto puede ser un prólogo, en dond

Se solicita

Quisiera escribir yo acerca de irregularidades, desgracias agenas y de un avistamiento amoroso, pero mi cerebro esta imposibilitado con posible resfriado. Estoy en una especie de berrinche aletargado, no esta la oruga, hay falta de olor agradable ageno...¡ah! hace tanto tiempo de que no hay un ageno canceroso, de agradle presencia y conversación. ¡Pts! ya no puedo escribir más,berrinche berrinche. Se solicita desaberrinchador.

Hay una intrusa ... 4a. parte

Intrusa Un caballero alto abrió la puerta. - Buenas tardes, soy María Teresa Hernández, estoy buscando a Eusebio Nava – El caballero en cuestión enrojeció de la cara y le pidió a Mate entrar, y aunque entrar a la casa de un extraño de comportamiento sospechoso no es buena idea, ni de recomendable curiosidad, Mate entró pensado ingenuamente que podría recuperar sus cortinas. Por dentro el 57 no era distinto al 75, la distribución de espacios era muy similar, así que cuando fue invitada a la cocina supo a donde dirigirse. – Siéntate, no te voy quitar mucho tiempo- antes de seguir el caballero inhaló, vio hacia el techo, exhaló bajando la mirada hacia su interlocutora; en ese instante Mate recordó las temibles condenas que su padre ejecutaba junto al comal del antiguo hogar, presintió que lo que sería no sería bueno. - Mire, Señorita Hernández, yo no sé de que era salió su hermana, ni se porque usted no se tomó la molestia de presentarse. Yo soy una persona que aprecia su soledad, y conoc

Hay una intrusa... 3a. parte

Marcos y trastes Desayunaban juntas. - Oye Ricarda – paseaba la cuchara en el plato de cereal. - ¿Qué? … ¿por qué te quedas callada, Mate? ¿qué te pasa?, dime de una vez lo que tengas que decirme – en realidad lo que le molestaba a Ricarda de su hermana es que se tomaba el tiempo para todo, incluso para desayunar, ella rara vez lo hacia, como en esta ocasión. - Bueno, ¿recuerdas que hace más o menos mes y medio el cartero dejó mal una carta? – luego se calló con una cucharada de cereal. - No – hubo un silencio. – Bueno Mate, y que con eso, ¿cuál carta? – En realidad a Ricarda no le interesaba lo de la carta, es que de cuando en cuando sentía remordimiento por ser tan grosera con su hermana. - Pues es que una mañana tu me encargaste una carta que dejó el cartero en nuestro buzón, iba dirigida a H.M., pero el número en la dirección no era el de la casa, era para el 57; así que ese mismo día fui a dejar la carta a la casa esa. – se levantó muy nerviosa, lo más seguro es que su hermana se

Hay una intrusa... 2a. parte

Cortinas y ventanas Ricarda era muy trabajadora, constante en sus plegarias, era muy buena para describir a las personas, ahorradora, de sazón medio y cordialidad aparente; por eso la quería tanto su hermana, por hacer a buen esfuerzo un intento de hermandad sustentado en el engaño. Mari Tere, como le decían sus padres, no sabia amar a su familia, los quería a todos, pero amaba a los extraños, se le daba; por eso trabajaba en el albergue, no le interesaba ahorrar para su casita, no tenia muchas piezas de joyería, era una “chancluda con sospecha de retraso mental”, así la describía su hermana. No se le puede culpar a Ricarda de semejante descripción, es que María Teresa no era de hablar, incluso le parecía innecesario, por eso trabajaba en el albergue, porque ahí entre menos se hable mejor para todos. Era entre semana cuando Mate desvió su camino de regreso a casa: - María Teresa, la que le pidió su máquina prestada -, Mate se sentía como una loca cuando hablaba por medio del interfon

Hay una intrusa adentro (1a. parte)

Trabaja arduo sin darse cuenta, siente que falta, que falla, pero no sabe porque. Del otro lado de la calle María Teresa Hernández Morán, tan común ella como su nombre; ligeramente diferente de las mujeres, como de aquellas que son como su hermana Ricarda, que aman lo inmutable, que entienden lo intangible, pero no se entregan. “Mate”, como la llaman, es pura emoción reprimida, entregada totalmente a la disciplina divina. Tiene lista corta de sus dolores, la cual guarda en un cajón, ahí se queda, jamás sale de casa. — Mate… ¡Mate! ¿estas sorda o te haces? Me molesta tanto que no me contestes, no volteas a verme; toma, por ahí debe venir el recibo de la luz, te encargo, ya me voy —. Sobre la mesa un cerro de sobres, hojas multicolores, recibos y una carta: H. M. Ciruelos #57 Col. Escandón C.P. 11663 Delegación Cuauhtemoc, México D.F. El cartero dejó en casa de las Hernández, quizá por suposición de iniciales, una carta que no correspondía a su dirección, ellas vivían en el número 75. D

CUCHARADAS DE EMULSIÓN

No hay como atacar al ego, serpiente viva la lengua. Par de medusas serpeteadas las manos, cuyas cabezas escupen venenosas letras. Como quien va al psiquiatra para escucharse, así se ensalza el que se encuentra en párrafos ajenos. Quien viera mi corazón que escribe y no espejo de vanidad; quien notara que aparece en importante protagonismo sin colocarse a desvarío en lugares que no debe ocupar. ¿Será ceguera o falta de gusto? Hube de tener objeto de deseo y musa para mis letras. Ya no. Luego entonces me he encontrado con historias para narrar, propias y ajenas; cuentos engendros de mi, de otros y de mundos alternos. Es por gusto, no por consuelo; cortaré mi cabello. Porque mi vanidad se dibuja en largos rizos; los he de amputar para que no caminen ni acaricien, para que no llamen a que los toquen las señoras, para que las caras de caballeros fútiles no se hundan en ellos. Es por comodidad. ¿Quién lo comprende? La mayoría de las personas viven para sobrevivir, llenarse de breves felic

Cartas perdidas

Las cartas ya no se usan; las extraño. Hay cierto romanticismo en ellas, quizá es porque se usa pluma, papel y la mejor letra que se pueda hacer. Mi letra es horrible, verdaderamente espantosa, llego a esforzarme muy de vez en cuando, pero no se le puede pedir mucho a unos dedos barrocos. Me han regalado un cuaderno, cuatro cuadernillos y unos plumones de punto fino; esas personas me conocen muy bien. Me regalaron también ausencia, esa persona también me conoce muy bien. Fue mi cumpleaños, y como ya no se estila el telegrama y las cartas, recibí cibertarjetas y mensajes al celular. De aquel que me regaló ausencia no llegó mensaje, ni llamada, ni mail, nada. Quizá pasó lo que antaño sucedía, las cartas eran presas del extravío; si, podías equivocarte en el código postal, podía la carta atorarse en el buzón de la oficina de correos; las cartas eran víctimas de la lluvia, el viento o el descuido del cartero. ¿De qué o quién son víctimas las ciberletras? Ahora bien, puede ser que aquel no

Sin instrucciones

No cabe duda de que puede llegar a ser muy confuso. El Destino, la Libertad, sendas palabrotas que aparecen en textos filosóficos y la facebook.. La una y la otra se presionan, coexisten sin convivir; deambulan y atacan cuando los reflexivos se distraen. Yo puedo opinar poco al respecto, puedo escupir aquí y allá definiciones, referencias, sentencias tácitas y alucinaciones nouménicas, pero me encontré con un escupitajo al respecto. Hace unos minutos leía a un extraño que dice mas o menos (probablemente más menos que más), que todo es mierda, y como todo es mierda, pues todo se va por el caño. Hacia el final del texto aquel se encuentra: ¿y que nos puede sacar de esta mediocridad, o cuando menos hacerla soportable? ¿la fe? ¿la religión?, ¿la belleza?, ¿el amor?, ¿el idealismo?, ¿una mixtura de estos ingredientes? Lo ignoro. Que cada quien haga su coctel. Que cada quien se equivoque a su modo. Los ingredientes están ahí1. ¿Cuál mediocridad? Vamos a decir que la de existir. Yo agregarí

CON-FABULARIO

Maniatados. Despertaron aterrados, ahí enfrente de ellos Soren P. Sadnerson, disfrazado de quien sabe que: traje triste de color mostaza, sombrero que hace juego y una escalofriante nariz roja. Lo primero que atinó decir Fräulein Críptica fue “¿Dónde esta Sisi?”; Herr Sadnerson comenzó a sonreír escabrosamente lento, cuando todos sus dietes acabaron de asomarse, se llevó a Lola. “Yo tiendo a gravitacionarme, caigo. Lo ideal es ascender, aún mejor volar con un alguien. Me cansé de buscarte, Soren. Tu y yo jugamos de lo mejor, pero la verdad es que tú nunca has querido volar conmigo. Siempre te he desesperado y a mi siempre me has parecido un hermoso batracio.” Lola se calló al ver la sierra. “Lola, ¿recuerdas esa primera vez, cuando aquel payaso te veía?” Por un momento, Soren fue callado por su ira, luego añadió las últimas palabras que su imaginante escucharía: “no se puede huir de quien te imagina; no se puede volar cargando plastilina”. Lola contestó: “Me sigo preguntando, cuand

Desierto

Hallábase Lola sobre un tapiz dorado. El panal había sido tomado por abejas-nómadas; lontananza más tapiz y cactos, tranquilo silencio, inquietante sol. Sin ruta, pero con el camino bien claro, Lola comenzó a caminar buscando. Cuando salió del panal no temió nada, no sospechó del lugar, sintió certeza, pero una vez andando tres días que transcurrieron veloces, la lentitud de los días empezaron a cargarla de postreras palabras: No hay nadie. Esta era la primera vez que Lola estaba sola con ella, había estado muy a gusto, en paz; pero su conciencia ávida de sonidos la desesperaba. Fue, en uno de esos momentos, en los que estaba en paz, cuando vio pasar una caravana entre las dunas; eran hados desérticos que se detenían a lanzar un bulto. Yerto se quedó el algo, así que recordando la fama de bárbaros que los Hados tienen, Lola esperó hasta que se alejaran lo suficiente. Era el zombi liberado de la soga: ¡Pero tu no entiendes que eres libre de irte? ¿Cómo es que me encontraste y yo aún no

El panal del tiempo

Poco después, Críptica fue al árbol del jardín, que antaño, Soren construyó para ella. Desató el nudo que mantenía asfixiado al zombie y lo dejó ir, ya era mucho el hedor y muchas las moscas; Soren siendo tan pulcro seguro no estaría por ahí. Sin darse cuenta, Lola esperaba encontrarlo en aquel lugar. El zombie caminaba a quien sabe dónde, decididamente presuroso se alejaba, no la vio despedirse. La niña plastilina regresó a casa; en su habitación planteó a Sileo Saturnus la expedición: el lago, la playa, la luna y la casa del bosque. El joven Saturnus dirigió a Janssen blanca mirada; el gato entendiendo preguntó a Lola: ¿Y si no esta en esos lugares, a dónde lo irás a buscar? Se perdió la niña en súbita conciencia, pues no había considerado no encontrarlo. Sin pensar más en desagrados, Lola y Sileo se marcharon. Tal como Sir Frankenstein lo había pensado: en el lago no estaba el bote, en la playa la casa blanca estaba abandonada; en la luna el hurón sabía nada y, la casa del bosque s

VICKY RANCH

Una mañana de sol fresco, Lola entregó dichosa carta estrellada a Soren, pero apenas la leyó, estaba ocupado en sus juegos de ajedrez; justo en ese momento, cuando acabó de leer la carta, le dio un besillo y una sonrisilla a Lola, la niña plastilina recordó que solo con berrinches puede lograr atención del niño agua. — Soren P., quizá a Sisi le parezca agradable ir a pescar— mañosa sugería. — Lola, estamos jugando ajedrez…. ¡Shhh! — la callaba distraído. — Bueno, pero luego no digas que no lo sugerí— se alejó tranquila y sonriente. Estas dos señales en especial, crepitan en la espina dorsal del Herr P. Sadnerson, así que sin perder más los minutos del reloj, Soren y Sisi se enbicicletaron al lago. Lola podía ahora empacar y huir de Soren. Ya tenía planeado irse de primera escala a Vicky Ranch; ya sabía que después iría a donde Oxford y a Lexington, quizá a Bruselas, quizá también a Polonia. Olga Pulga, de buena gana, le ofreció el asiento de copiloto de su camioneta… y es que la ide

Estrellas

Sin saber el futuro, Lola le decía a su P. Sadnerson: — Tú no lo sabes, pero a veces creo que el cielo es de verdad un firmamento, donde Dios ha anotado todos sus planes, claro, los menos importantes. Soren, las antiguas culturas al descifrar el código estelar, debieron faltar al respeto de lo privado y por eso los mayas desaparecieron ¿no crees? Además el smog nos oculta las estrellas, es decir, ya ni una ni otra cosa Soren P. : ni admirar la belleza, ni morbosear sus secretos. ¿Qué tienen las estrellas? ¿tú sabes Soren? Y es que algunas sirenas las tienen sumergidas; algunas mujeres quieren que las bajen para meterlas en cajones…— acababa divagando. — Debe saber el hurón Lola, él es su vecino. Hoy debe ser el tercer día de luna llena así que tal vez podamos verlo.— Soren subió los crujientes escalones y retocó seis veces el espejo del ropero, pero no salía; a Lola se le ocurrió que tal vez se estaba disfrazando para salir a trabajar, Herr P. Sadnerson tuvo que hacerle notar a la ni

Era la luna

“Era la Luna tan grande que cabíamos los dos; brillaba poco para que pudiéramos vernos cerca y ocultarnos del hurón. Ulabamos para comunicarnos. Era aquella tan redonda que podía flotar entre las nubes, era tan juguetona que se escondía detrás de ellas. Tú y yo estábamos cazando. Llena, ¿llena de qué, te has preguntado? Esta idea se usa porque ahí se depositan los hurones atrapados; nosotros somos tan buenos que siempre la llenamos. Llena estaba entonces y decidimos soltarlos, seguimos cazando hasta saciarnos el hartazgo. Aquella vez fue almuerzo ahora cena, crepas, chococacahuate, pastel a la Warhol y poesía para ti: Este era un pájaro con un amigo gátoro. El primero hacia quesos, y el segundo era mágoro. Pájaro vuela entre nubes. Gátoro pasea entre techos, El primero duerme entre tules. El segundo duerme en lechos. Para mí un Sueño sin fin, un cuento que se va narrando. Vino, ensaladas, aderezos exóticos y empanadas. Una larga lista de canciones, nuevos sucesos, nada en exceso, cam

Lola quiere un cuervo

Lola pidió en berrinche un cuervo. Su madre dijo que no, porque sacan los ojos, tienen corucos. “Quiero un cuervo”, no dijo otra cosa durante seis días, ¿y como para que quieres un cuervo? Preguntó su padre; sin tener palabras precisas, Lola ocurrió imantar una lista en el refrigerador: - acicalar desagrados - sacar ojos de los no deseados - adornarme con las plumas que vaya desechando - guardar secretos - de compañía, porque estoy muy sola “Que extraño” pensaron los Genéticos, que habrá sido de Soren. Un largo interrogatorio vino para Lola, de que si Herr P. Sadnerson estaba muerto, de que la responsabilidad, el espacio, el tiempo y otras teorías cuánticas. Un día, solo un día sin que Lola inventara macabras estupideces y lo tendría. -Soren, mira que me han regalado- Lola tranquila y divertida le platicaba a su amigo. -Lola, ¡¡pero un cuervo?? - el pobre casi no pudo hablar, Lola reía de gusto, y cantaba. Sin más que cumplir con los estatutos que ser imaginario implica, Soren ayudó

Olga Pulga

Lola corre vertiginosa, espera la lluvia como la noche del cinco de enero, patina con calcetines de rayas. Soren P. Sadnerson yace en la playa, como siempre esta ausente, junto a él Sisi que también usa calcetines de rayas. Este día es como ninguno otro, Olga Pulga vendrá a dormir. Justo hoy Soren se va de día de pesca con Sisi y no regresa. Lola lo tiene todo planeado, estos días no se repiten mucho y hay que aprovecharlos. Cómo quiere esta pequeña bola de plastilina a su amiga, es más alta, más fuerte, más einfallsreich; es por ello que siempre juegan a lo que quiera Olga; esta vez juegan a “oxfordland”. La señorita Pulga es tan persuasiva que hace que su Real Majestad, la Jueza primera, las deje dormir al aire croatico de la noche. — En la biblioteca de oxfordland no hay libros, se leen estrellas; el pasto será tinta y la tierra el borrador, si te equivocas solo lanza la tierra, Lola — — Olga, es que yo no alcanzo las estrellas, ¿cómo leo entonces? — — No seas tonta Lola, come h

Radiaciones

Soren no deja que Lola se quede en la casa de la playa…por aquello de las pecas, el argumento es que sólo las pelirrojas o rubias las pueden lucir. Pero Lola sospecha que es envidia, Soren P. Sadnerson quiere ser el que tenga la constelación de pecas. El sol, además de provocar mal uso de melanina, calienta cabezas. Calienta la sangre de Soren, calienta la cabeza de Lola. Hierven, y los amigos que humean vapores no ven con luz, ven con rojes. Y es normal, dice Olga Pulga, pasar del carmín al añil, y del violeta a la violencia. — Soren, llévame a la playa —la señorita Críptica, deja al exterior un poco de corazón, nada más por dejar salir su rojes y así no convertirse en jitomate. — No Lola, que se te calienta la cabeza y te salen pecas, y tu sabes que a las niñas amarillas no les queda — Herr P. Sadnerson, en su naturaleza, no logra distinguir que hiere a Lola. Parece a veces que Herr P. olvida que Lola es sólo una niña y que él sólo es imaginero. Lola, Lola Críptica hace honor a su n

¡Corsarios?

Era Lola muy contenta en su jardín bifórmico, jugando siempre con Soren P. Sadnerson, pareciera ser todo el tiempo medio día o la media noche. A pesar de la oscuridad y las, aquello parece funcionar sin muchas reglas y con los suficientes desacuerdos, jugar y jugar basta. Eran entonces Lola y Soren en el jardín como en otros medios días; cuando Aurora, la vecina, dejo rebotar cerca de la niña de plastilina una majestuosa pelota. Pisando el húmedo pasto a Lola se dirigió, “¡Oh! Siento mucho la intromisión, sólo tomaré mi pelota”. La odiosa niña parecía flotar por el pasto; sus rizos negros brillaban cual zapato de charol; toda ella en realidad era tan escuálida como Lola pero no compartían la pulcra y graciosa fachada de Aurora. Lola estaba silenciosa, con las muelas a presión y, al igual que Herr P. Sadnerson, se había quedado en pausa desde que la dichosa pelota tocó el jardín críptico. Fue hasta que Aurora regresó a su territorio que despertaron. — ¡Pero no te di permiso de pasar aq

Lola Liendres y Soren Chinches

Odiseas, no tantas, pero van creciendo. Oídas historias que ya no pueden ir más allá porque no valen la pena, así que lo mejor es inventarse más juegos. Entre ellos Lola ocurrente inventó el de las alimañas. Lola Liendres y Soren Chinches ahora se disponen a desquitar el exilio y regresan al jardín nuevamente. La finalidad de la liendres y la chinches, es no dejar de ser la alimaña que tan burdamente se representa. Así que Lola hace de paradisíaca zángana y se recuesta en el pasto, se mueve lombricescamente, se agita y sonríe al sol. Soren por su parte se acerca acechante, la mira, espera el calor… no olvidar aquello de la caracterización. Y ataca: por encima de ella, sin hacer ruido, solo ligeros gemidos. Succiona hasta dejarla blanca muy blanca. Se revuelcan en el lugar, quedando así lodosos y pastosos. Por un momento Lola deja de entender el juego, por un momento deja de ser niña y es muñeca. Lejos de succionar como chinche, Soren hace ya no de agua momentos de niñez; ahora tra

Ranas Noctámbulas

“Mira Soren, miiiraa”, dice Lola susurrando presa de asombro y espanto. Se toman las manos y avanzan, el jardín de noche puede ser muy escalofriante. Saltan ranas noctámbulas. “Batracios, Lola batracia…. Ajajajaja”, Lola salta asustada por las posibles babas y luego lo codea con un shhh, “Soren cállate, deshaces el misterio”. Un piano que hace sonidos decadentes acompaña a Soren y Lola en su expedición por el jardín; todos van de puntitas, detrás de ellos las ranas noctámbulas los siguen curiosas. ¿Qué hacen por aquí tan noche?, se preguntan entre ellas. El señor Piano logra dar cuenta de que las ranas los rodean, talvez porque caminan en sospechas. Los misteriosos niños se acercan a las bicicletas. Hablando de ranas, sapos y batracios es necesario precisar que hace un piano en este lugar. A Soren lo han acusado de impiedad, el señor Piano es el encargado de dar noticia y ha de llevárselo; no ha mencionado cuestión alguna porque no quiere interrumpir aquel misterioso juego. “Soren,

Soten y Zareth

Lola muñeca de bulbos desatiende a Soren pues no puede dejar de contar: 79, 68, 54, 211; desorden extraño para una neurótica obsesionada con el "qué será". Tan no esta al tanto, que no ha escuchado tan importante noticia, enfrente de su casa, en la casa abandonada, ahora habita Zareth. Soren se escabulle entre las ramas, ahí lo sorprende Zareth. Muy pronto terminan sentados, toman té extraño que Soren solo finge beber. — Y Soren, dime entonces que cura el empacho de cococha—, el niño de diáfana estructura, sin mucho esperar, responde casi con acento de obviedad —Succionaciones de ojo… pero estas sólo funcionan si las hace Lola… y hay que tener cuidado porque muchas succionaciones de ojo hacen que estos se te conviertan en bocas, es raro porque no ves lo que dices ni dices lo que ves—. Zareth, sin mucha extrañeza pudo notar que Lola hacia falta — Herr Soren, ¿Dónde esta Lola, porque no te acompañaba en la exploración de mi jardín?— Para hacerse sordo P. Sadnerson es genial, as

Las cajas

Lola tiene muchas cajas endosadas, aquellas que no estorban. Lola ha padecido la adolescencia del entorno, ha pasado mucho tiempo bajo el sol y ahora esta derretida. Muy viscosa huye a la playa y busca desesperada a Soren P. Sadnerson. — ¡¡Soren!! — grita desesperada y él acude a salvarla, al verla sonríe y murmura — Lola, no es nada, no tienes que estar tan espantada— Lola acaba de derretirse… ya no puede ni hablar. Herr Soren muy paciente la lleva con el jalador al baño, con una gran cubeta la vacía en agua helada, y ahí se queda flotando. Horas después es una gran masa deforme. El calor de Soren es tan suficiente que no la derrite, pero la calienta lo suficiente y así después de un tercio de horas Lola regresa a ser Lola. Lo abraza, lo aprieta, le saca el aire aún desesperada. — Lola, ¿dime que te ha pasado?— pero ella salió corriendo a su casa. Llegó agitada; con llanto incansable en los ojos; abrió el ropero y sacó todas las cajas, aquellas que contienen sus muñecos. — ¡Maldito

SINFONOLA MIERDOLINA

Era Soren P. Sadnerson un despojo de universo que flotaba gris entre las personas. Era Lola una niña caprichosa que desde que lo imaginó, le pinto barba azul y brazos largos. Son ahora como el celofán y las olas; son ahora religiosos radioescuchas de Sinfonola Mierdolina. En las mañanas soleadas de jueves, Lola despierta eufórica a las nueve, enciende el radio para escuchar el único cuadrante adecuado para tan raro par; luego despierta a Soren cocinando cococha con pasta verde, y Soren despierta, se estira, talla sus ojos y canta la primera canción del día, pero desentona por la tos ferina. Era Soren muy sano hasta que Lola lo adoptó, tienen razón, todo se parece a su dueño. Lola ahora es una desquiciada tejedora, inventora… últimamente inventora. Sinfonola Mierdolina tocaba la usual porquería, cuando Lola escuchó desde la cocina un “cof” muy particular: “Cof, cof, egem, cof, caf, cof”, sórdido sonido sangra pulmones fue producido por su amigo. De tés y medicinas Soren no es cliente,

SOREN: PULCHERRIME RERUM

Lola apunta hacia la luna porque es un blanco brillante; en el bosque nocturno del laberinto sin minotauro no hay mucho que matar. Después de una noche larga Lola se siente cansada, apenas ha dormido siete de las nueve horas que requiere para estar contenta; por eso está de malas. El gancho al hígado que le dio el hurón de la luna, le dejo heridas internas que solo ha podido olvidar saboreando cerezas. La niña plastilina esta muy golpeada. Soren la busca para salir a jugar al bosque, pero Lola pretexta, —Soren P. Sadnerson, no ves que afuera está nublado, me duelen las rodillas, me rechinan los codos, mi cuello se adormece a ratos y no lo puedo mover como debiera—. A él solo le quedaba argumentar — Lola no seas floja, vamos afuera… aunque sea vamos a caminar, te vas a sentir mejor, allá te espera una sorpresa.- Ni con chantajes Lola cedió. Soren entonces desapareció durante un buen rato de la mañana, luego regresó. Lola dormitaba en los sillones y al escuchar a Soren emitió pequeños

RANAS ÁCIDAS

“Herr Soren, ¿cuantas gomitas de rana contiene la bolsa negra de celofán?” tic, toc, tic, toc... miraba el reloj al niño de agua, él pensaba y pensaba y el reloj esperaba y esperaba. "Veinte", contesto Soren, "¡JAJAJAJA!" contesto el reloj y continuo: “la verdad es que saberlo no importa, lo interesante es que se las ha comido Lola. —¡¡Lola, Lola!!— llamaba Soren a la niña tóxica. Al verse, Lola corrió a sus brazos, pero de él solo recibió un gélido abrazo — ¿Cuantas gomitas de rana te comiste? ¿y cuántas me dejaste?— dijo Soren muy serio. "Muchas y tres", contesto con gran sonrisa, enseguida arrebató la boina de la cabeza de Herr Sadnerson, dio la vuelta y corrió. Iracundo la seguía con pasos agigantados, catorce, quince... se detuvo... mirada vomitosa de te odio y boca de sonrisa macabra —Ven Lola, te quiero abrazar—, Lola lo miro sospechando... no, contesto con la cabeza. Las ranas saltan, saltan, se retuercen en ácido estomacal. Soren contesta y conte

LAS GRANDILOCUENTES BATALLAS ENTRE PLAYMOBILS

Soren saca nueve playmobils del ciento que tiene; Lola con resignado orgullo juega con siete de aquellos muñecos. Será que están asolanados; será que Lola tiene las manos tan frías que casi no puede mover sus dedos… solo el hurón en la luna sabe porque a Soren se le ocurrió sacar un alfiler y atravesar la mano de una playmobil de la muñeca Críptica. -¡No Soren, no!- exclamó Lola al filo de la histeria. -¡Qué simple el juego del sadomasoquismo!- pensó exclamoso Soren. Ante tal idea se presenta otra más feroz; Lola ha traído cuatro diccionarios para jugar; ha dado cuenta de que Soren en su infantil y acuoso sarcasmo la subestima. Cuatro diccionarios eliminan cuatro muñecos dejando solo cinco. Al ritmo de pánico Soren contraataca con preguntas pseudo socráticas “¿Por qué Lola es Lola y no la Señora Lecter? dice recargando el mentón en su mano “¿Si Lola es amiga sabe que es amistad?”, por último destroza a cuatro de sus muñecos y la mencionada playmobil manca, “Oye Lola ¿Cómo es que

VIDA PLETÓRICA (SOREN Y LOLA VAN A CENAR)

Lola tiene muchas cajas de zapatos, en ellas habitan sus engendros; ocupan una buena parte del ropero, no estorban. Soren tiene novecientos veintitrés oleos sin terminar; ocupan ya todo el espacio bajo su cama, no estorban. Lola ocupa tres cajones de los cuatro que tiene su escritorio. Uno tiene sombreros; el otro cuadernos. El tercero: una caja de medicamentos, apartadores de libros, tres pequeñas cajas; en la tercera guarda un arete roto y un chocolate. En el mentado cajón, una libreta de pendientes y cosas por adquirir; unas tablitas, un encendedor, un ratón y un gato. Soren ocupa un estante de los muchos que tiene su gigantesco mueble. Debajo de la televisión, y sobre la repisa, una capa de polvo. Junto a la televisión todo o nada; de día nada, de noche todo: el reproductor de música, el porta papelitos de piel, monedas, pelusas, el dinosaurio mocoso que carga con tres llaves: una para la reja y dos para la puerta de madera. Desde hace poco también se encuentran ahí, las llave

VÓRTICE, SOREN Y LOLA EN LA ENTRADA DEL LABERINTO

—Hoy recordé que en las andanzas de la vida, siempre se va perdiendo la fe. Hasta que un vórtice de complicadas y misteriosas situaciones nos expulsa, en primera instancia, a una terrorífica oscuridad. No hay arriba, no hay abajo, ni adelante, ni atrás… se pierde toda dimensión… y entonces realmente empiezas a perder la fe. Como segunda instancia una cardiaca sorpresa; al borde de la insanidad, el vórtice te regresa al mismo lugar… pero no a lo mismo tiempo. Hoy y en otros ayeres, me recordé que ya he pasado por el vórtice; y por eso estoy aquí, para que en los mañanas no me repita. Para poder verte y decirte que tu también ya has pasado por el vórtice y tienes la oportunidad de volver a hacer sin repetirte. Creo que el vórtice me colocó aquí, porque tenías que hacerme saber que hay que vivir para existir amando. Soren, ¿quieres quererme? Soren de cualquier manera puedes entrar al laberinto, solo no vayas a donde no hay estambre, porque de esos lugares no te puedo sacar— A todo el niño

Dedos Barrocos

Vivir en una caja no ha sido muy grato para Soren P. Sadnerson ... se aburre tanto, extraña la luz; sobre todo en días como estos, de luna llena. Para el que no sepa, los días de luna llena son en extremo interesantes; por cuestiones que sólo entienden los relojes, la luna en esta fase provoca en los humanos un exquisito delirio erótico e iracundo; andamos todo el día como hipnotizados. En los días de luna llena los vampiros se ponene frenéticos dado el estado de estupidez de los frágiles hombrecillos, las hadas de colmillos y minufaldas observan morbosas desde las hojas de los árboles. Soren que es buen amigo, recordó que a Lola Críptica le encantan estos días: - Soren, en días como estos la simetría ocupa el cielo, pero no la tierra, ¿y si vemos una libélula asimétrica? no, no quiero salir.- Ante tal negativa confusa, Sadnerson se fue al librero a perversear. Ya en la noche, cuando la luna evidencia sus defectos: - Lola, creo que me estoy convirtiendo en fantasma, ¿vez que blanca es