Odiseas, no tantas, pero van creciendo. Oídas historias que ya no pueden ir más allá porque no valen la pena, así que lo mejor es inventarse más juegos. Entre ellos Lola ocurrente inventó el de las alimañas. Lola Liendres y Soren Chinches ahora se disponen a desquitar el exilio y regresan al jardín nuevamente. La finalidad de la liendres y la chinches, es no dejar de ser la alimaña que tan burdamente se representa. Así que Lola hace de paradisíaca zángana y se recuesta en el pasto, se mueve lombricescamente, se agita y sonríe al sol. Soren por su parte se acerca acechante, la mira, espera el calor… no olvidar aquello de la caracterización. Y ataca: por encima de ella, sin hacer ruido, solo ligeros gemidos. Succiona hasta dejarla blanca muy blanca. Se revuelcan en el lugar, quedando así lodosos y pastosos. Por un momento Lola deja de entender el juego, por un momento deja de ser niña y es muñeca. Lejos de succionar como chinche, Soren hace ya no de agua momentos de niñez; ahora tra...