Me hago a la idea, así es más fácil digerir el rechazo, así culminan una serie de fantasías medievales, en donde él es el interesado y no yo. No me pueden culpar, no es sólo un constructor de mi mente, he tenido la mala suerte de ir a dar junto a él, que es tan amable, que tiene tan a bien tratarme como si le importara mi existencia, y pobre de él también, que ha venido a chocar con mis delirios de construcción fantástica. A veces me da por creer que todos somos inigualablemente únicos para alguien, para el resto somos indiferentes y para otros pocos sólo somos buena onda. No es que crea que yo soy única para él, pero estaría bien serlo y viceversa, les digo, pero no me creen, la verdad es que no me gusta tanto; lo que pasa aquí es que alguien me vendió la idea: “¿Te has dado cuenta que te observa? ¿no has notado que cuando hablas cuasi babea?” El que busca encuentra y encontré la sospecha de un rito asqueroso llamado: coquetear. Me gusta pensar que esto puede ser un prólogo, en dond...