Leía el Universal del domingo, Guillermo Fadanelli ya publicó otro libro y yo estoy con ganas de adquirirlo, es uno de mis escritores contemporáneos de preferencia. Luego dejé reproducir "El segundo felino" de mi más reciente gusto musical, Enjambre, y fui muy feliz, todo el disco me ha gustado, sigo queriendo su segunda producción "Daltónico". Si, ya tengo dos cosas en mi lista de "Cosas por adquirir..." soy muy feliz, incluso cuando no las tengo aún, creo que es porque son deseos realizables. Es tan fácil hacerme feliz, música y buenas letras. También es muy fácil hacerme recordar, y hay entonces en mí, un ligero colapso, por un breve instante.
Hace un rato, aproximadamente media hora antes de la hora del té, se fue la luz en la oficina, las labores tuvieron que cesar, salí a conseguir crédito para mi teléfono celular; en la calle me recibió el sol tibio, la calle silenciosa, los árboles son su disfraz de otoño y un susto: un clon del chico copias. Chico blanco, delgado, no muy alto, de boina y barbas largas; con una chica de su mano. No pensé, luego sentí muy feo en mi corazón, si caray, ya con chica en mano y yo sin saber aún si soy capaz de enamorarme... aún sin crédito para el teléfono. Comenzó el viaje:
"El mentado crédito para hablarle a un muy querido amigo ¿porqué nunca he llamado a los servicios de mi compañía de teléfono para dar de alta números a los cuales hablar gratis? Alejandro, si, el me tenía con aquel plan para hablar cinco minutos gratis, ¿a mi? No, a mi número, a mi me tenía en plan tarifario "ahora que me siento solo", por cierto, hoy es su cumpleaños. ¿Y el cumplaños del Señor Haku? es por estos días, estoy segura ¿o ya pasó? ¡ah! el viernes cumpleaños de la Señora Títere. Hoy no he jugado Zelda. ¡SI! ya se porque me gusta leer a Fadanelli, porque es conversar con Alejandro, si, tengo que admitirlo, es buen amigo ¿lo extraño? ¿lo extraño? No, creo que ya no. ¿Porqué lo recordé? tengo en mi cerebro activada la alarma de su cumpleaños, si, creo que es eso. Seguramente ya se cambio de casa."
- ¿Tiene tarjetas de 100? -
"..It´s a trick of the eye to live or to die, a riddle without a clue, I spend my days in a dreamy haze, thinking of what to do... ¡ah! que buena canción ¡uy! no he acabado el cuentito del Decameron, tendrá que esperar"
- Ya regresé, ¿ya regresó la luz? -
Regresé a mi oficina, cerré la puerta, volví a tomar el Universal, con recelo esta vez.
Hace un rato, aproximadamente media hora antes de la hora del té, se fue la luz en la oficina, las labores tuvieron que cesar, salí a conseguir crédito para mi teléfono celular; en la calle me recibió el sol tibio, la calle silenciosa, los árboles son su disfraz de otoño y un susto: un clon del chico copias. Chico blanco, delgado, no muy alto, de boina y barbas largas; con una chica de su mano. No pensé, luego sentí muy feo en mi corazón, si caray, ya con chica en mano y yo sin saber aún si soy capaz de enamorarme... aún sin crédito para el teléfono. Comenzó el viaje:
"El mentado crédito para hablarle a un muy querido amigo ¿porqué nunca he llamado a los servicios de mi compañía de teléfono para dar de alta números a los cuales hablar gratis? Alejandro, si, el me tenía con aquel plan para hablar cinco minutos gratis, ¿a mi? No, a mi número, a mi me tenía en plan tarifario "ahora que me siento solo", por cierto, hoy es su cumpleaños. ¿Y el cumplaños del Señor Haku? es por estos días, estoy segura ¿o ya pasó? ¡ah! el viernes cumpleaños de la Señora Títere. Hoy no he jugado Zelda. ¡SI! ya se porque me gusta leer a Fadanelli, porque es conversar con Alejandro, si, tengo que admitirlo, es buen amigo ¿lo extraño? ¿lo extraño? No, creo que ya no. ¿Porqué lo recordé? tengo en mi cerebro activada la alarma de su cumpleaños, si, creo que es eso. Seguramente ya se cambio de casa."
- ¿Tiene tarjetas de 100? -
"..It´s a trick of the eye to live or to die, a riddle without a clue, I spend my days in a dreamy haze, thinking of what to do... ¡ah! que buena canción ¡uy! no he acabado el cuentito del Decameron, tendrá que esperar"
- Ya regresé, ¿ya regresó la luz? -
Regresé a mi oficina, cerré la puerta, volví a tomar el Universal, con recelo esta vez.
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