Estaba pensando en ti, le daba vueltas a
la única certeza que tengo de tu persona: eres mi amigo. ¿De dónde he sacado yo
esto?, ¿quién te he creído que eres? Eres tan amable; me procuras menos que los
amigos que son como mi familia, pero más que los cuates que veo los miércoles;
me escuchas.
Las personas tenemos un asunto muy
interesante con aquello de que alguien nos escuche, pareciera un honor. Yo
tengo una amiga que es un gato, me comparte ópera y lleva a Humboldt a nuestras
reuniones de café. Platicamos en nebuloso intercambio de ñoñez y bienes
viscerales. La escucho, me escucha; nos queremos. Y están todas esas personas a
las que nunca pregunto siquiera como están, porque no me interesa escucharlas.
Decía que estaba pensando en ti, pero
luego dejé de hacerlo para ver una película. El largometraje trataba de un
exsoldado –dañado
mentalmente por la guerra y la vida–que va a dar con un fulano que desarrolla
prácticas de bienestar existencial y físico por medio de viajes en el tiempo. El último
trata de ayudar al primero, el primero vive con el último y su familia por
algún tiempo; un día se va. El exsoldado regresa sin saber muy bien porque, lo
reciben con condiciones: si te vas, no quiero volver a verte.
Te recordé, volví a pensarte. Esta vez
pensaba que tal vez tu amistad es tan condicional como la de la película:
tienes expectativas. ¿He de enterarme de aquellas expectativas? Yo se que las
hay pero no se cuales son, a veces quisiera conocerlas, pero creo que es mejor
mantener mi ignorancia al respecto.
Las personas tenemos un asunto muy
interesante con aquello de las expectativas, parecieran sanguijuelas que,
inofensivas, succionan para vivir. Yo tengo una amiga que es una fogata, ella
crece con furia o con alegría ante el encuentro de expectativas, –depende del tipo
de leña que esté quemando–. Seguramente
entre nosotras hay expectativas, seguramente éstas coinciden porque pasamos
mucho tiempo juntas y ninguna ha muerto ante el arrebato de la otra.
Estaba pensando en ti, le daba vueltas a
una de las dudas que tengo de tu persona: ¿eres mi amigo?, ¿de dónde he sacado
yo esto?, ¿quién te he creído que eres? Te has fabricado una idea de mí siguiendo
la estructura de tus deseos. Pasas muy poco tiempo en comparación con los días
que comparto con mis amigos, los cuales son como mi familia, pero hemos
sostenido más pláticas sustanciosas que con los cuates que veo los miércoles.
No te entiendo.
Comentarios
No he podido platicar contigo porque siempre es muy noche para ti.
No he podido platicar contigo porque siempre es muy noche para ti.