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MUJER DE VIENTO

Ya había soñado con ella, muchas veces; y no me refiero a que era una fantasía, existía por ahí con todo el mundo, con sus pantalones a cuadros. Los sueños. Hay de dos, los de cama y los de dormir; a él se le antojaban las dos cosas en una misma persona y en una misma realidad, algo le hacía sospechar que era verdadera y a la vez se sorprendía de lo inesperada de su llegada… bueno de su regreso, que no era un regreso, era más como un volverse a ver. Era y para ser con ella, tenía que dejar de ser-lo y ella también. En eso se transformaron, junto con los árboles y lo más terrible que se puede ser: un estúpido Werther. Al parecer ha mutado en un ser-lo: lo que ha de olvidarse, lo que ha de lamentarse, lo que ha de perder visibilidad mental con el andar de los benevolentes días, para no ser terriblemente otra. Los sueños. Hay de dos, los de ojos abiertos y los de ojos cerrados, y ella vive entre los dos, esperando.

Comentarios

Avenarius Sabaticus ha dicho que…
Como sonámbulo, entre el espanto de volverse anhelo y el horror de ser olvidado. Que se encuentre la manera de esperar, sin quedarse quieto. Así, así se siente cuando uno sueña despierto.

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