Era Lola muy contenta en su jardín bifórmico, jugando siempre con Soren P. Sadnerson, pareciera ser todo el tiempo medio día o la media noche. A pesar de la oscuridad y las, aquello parece funcionar sin muchas reglas y con los suficientes desacuerdos, jugar y jugar basta. Eran entonces Lola y Soren en el jardín como en otros medios días; cuando Aurora, la vecina, dejo rebotar cerca de la niña de plastilina una majestuosa pelota. Pisando el húmedo pasto a Lola se dirigió, “¡Oh! Siento mucho la intromisión, sólo tomaré mi pelota”. La odiosa niña parecía flotar por el pasto; sus rizos negros brillaban cual zapato de charol; toda ella en realidad era tan escuálida como Lola pero no compartían la pulcra y graciosa fachada de Aurora. Lola estaba silenciosa, con las muelas a presión y, al igual que Herr P. Sadnerson, se había quedado en pausa desde que la dichosa pelota tocó el jardín críptico. Fue hasta que Aurora regresó a su territorio que despertaron.
— ¡Pero no te di permiso de pasar aquí!... tú — Lola titubeo pero continuó diciendo.
— Aurora, esa pelota es mía por caer en mi pastes —
Aurora que era shakesperiana alzó una ceja, botó la pelota una, dos, tres veces y luego la lanzó a la frente de la niña de plastilina; la mentada esfera de goma rodó muy diabólicamente de regreso con su dueña. Muy valiente Herr Soren sacó su dedo de la nariz y tomó su espada, Lola se colocó el parche en el ojo sonriendo. Ya iban aquellos hacia los límites del pasto cuando detrás de Aurora se asomó Venancio.
Qué triste acabó el día.
Hay muchos tipos de personas, todos aquellos clasificados en listas o cajones. Nadie puede escapar de estas listas, porque nosotros no escogemos en cual estar, de un momento a otro puedes cambiar de cajón sin que pregunten tu opinión. Y así, de un rato a otro, Soren y Lola dejaron de estar en el cajón de los piratas temerarios. “¡Corsarios!”, gritaba en tono de carcajada, entre arg y ja; se alejaban en su majestuosa pirates shakesperiana.
— Pero Soren, Aurora ni siquiera es pirata — suspiraba la niña.
— Si Lola, pero Venancio Cortinas es de temer, ven, no te laves los dientes, veras que por la mañana, el famoso y siempre delicioso ñam ñam ñam nos reanimará —.
— ¡Pero no te di permiso de pasar aquí!... tú — Lola titubeo pero continuó diciendo.
— Aurora, esa pelota es mía por caer en mi pastes —
Aurora que era shakesperiana alzó una ceja, botó la pelota una, dos, tres veces y luego la lanzó a la frente de la niña de plastilina; la mentada esfera de goma rodó muy diabólicamente de regreso con su dueña. Muy valiente Herr Soren sacó su dedo de la nariz y tomó su espada, Lola se colocó el parche en el ojo sonriendo. Ya iban aquellos hacia los límites del pasto cuando detrás de Aurora se asomó Venancio.
Qué triste acabó el día.
Hay muchos tipos de personas, todos aquellos clasificados en listas o cajones. Nadie puede escapar de estas listas, porque nosotros no escogemos en cual estar, de un momento a otro puedes cambiar de cajón sin que pregunten tu opinión. Y así, de un rato a otro, Soren y Lola dejaron de estar en el cajón de los piratas temerarios. “¡Corsarios!”, gritaba en tono de carcajada, entre arg y ja; se alejaban en su majestuosa pirates shakesperiana.
— Pero Soren, Aurora ni siquiera es pirata — suspiraba la niña.
— Si Lola, pero Venancio Cortinas es de temer, ven, no te laves los dientes, veras que por la mañana, el famoso y siempre delicioso ñam ñam ñam nos reanimará —.
Comentarios
"Una película de piratas, clasificación arrrrrr"