Presión: comprimir, oprimir; influjo poderoso ejercido sobre alguien.
Los jefes, los compañeros de trabajo, los impuestos, los amigos que se van lejos casi llegando a Far far away; hay tantas cosas que pueden presionarnos; y yo lo único que se hacer bajo estas circunstancias es recurrir a mi muy estricto régimen de oración. Sin embargo me ha dado un tipo de presión que no se quita con silencio.
Tengo una presión distinta, en el pecho. La presión es tal, que mi corazón tiene que hacer esfuerzo para latir, palpita pesado, empuja al tórax para dejar fluir la sangre, lo empujo, pero no sede y la presión esta ahí, me entrecorta la respiración y me hace suspirar. Me preguntaron entonces ¿por quien suspiras?
¿Por qué las personas piensan que si uno suspira ha de ser por alguien? En el caso del metiche que me preguntó, estaba en la sospecha correcta, sin embargo pudo haberse expresado con más precisión, “¿Quién ejerce sobre ti una presión que te hace respirar entrecortadamente?”
¿Alguien? ¿Quién? Preguntaba el inquisidor, a lo que hube de contestar “quieres un nombre pero no te lo puedo dar”. Es tan sencilla la razón de mi negativa: no puedo porque se trata de una enfermedad y yo de bacterias se muy poco.
No se lidiar con las enfermedades por bacterias, así que yo misma procuro no saber mucho, por aquello de la hipocondría. Lo más normal es que corra al médico para contrarrestar los síntomas (presión en el pecho a la cual se ha sumado un ligero insomnio fuera de temporada), pero esta vez haré lo que mis amigos más sanos hacen, dejaré que mi propio sistema padezca y así fortalecer mis anticuerpos, no me importará verme horriblemente desgastada (como cuando te da gripe) o sucumbir muy telenovelescamnete.
Me preguntaron entonces ¿quién te contagió? Y yo callé recordando su rostro y el olor que ya se extinguió.
Los jefes, los compañeros de trabajo, los impuestos, los amigos que se van lejos casi llegando a Far far away; hay tantas cosas que pueden presionarnos; y yo lo único que se hacer bajo estas circunstancias es recurrir a mi muy estricto régimen de oración. Sin embargo me ha dado un tipo de presión que no se quita con silencio.
Tengo una presión distinta, en el pecho. La presión es tal, que mi corazón tiene que hacer esfuerzo para latir, palpita pesado, empuja al tórax para dejar fluir la sangre, lo empujo, pero no sede y la presión esta ahí, me entrecorta la respiración y me hace suspirar. Me preguntaron entonces ¿por quien suspiras?
¿Por qué las personas piensan que si uno suspira ha de ser por alguien? En el caso del metiche que me preguntó, estaba en la sospecha correcta, sin embargo pudo haberse expresado con más precisión, “¿Quién ejerce sobre ti una presión que te hace respirar entrecortadamente?”
¿Alguien? ¿Quién? Preguntaba el inquisidor, a lo que hube de contestar “quieres un nombre pero no te lo puedo dar”. Es tan sencilla la razón de mi negativa: no puedo porque se trata de una enfermedad y yo de bacterias se muy poco.
No se lidiar con las enfermedades por bacterias, así que yo misma procuro no saber mucho, por aquello de la hipocondría. Lo más normal es que corra al médico para contrarrestar los síntomas (presión en el pecho a la cual se ha sumado un ligero insomnio fuera de temporada), pero esta vez haré lo que mis amigos más sanos hacen, dejaré que mi propio sistema padezca y así fortalecer mis anticuerpos, no me importará verme horriblemente desgastada (como cuando te da gripe) o sucumbir muy telenovelescamnete.
Me preguntaron entonces ¿quién te contagió? Y yo callé recordando su rostro y el olor que ya se extinguió.
Comentarios