Sólo recuerdo que no era Julio, y que no llovía. Avispa más venenosa no había visto en toda mi vida; más que amarilla era negra. Chocaron debajo de ese arbusto; ella volaba bajo, y aquel descansaba en la sombra, como si hubiera trabajado mucho. Ahora mira a la chiquilla, ¿qué engendro hubieras pensado de aquellos dos, sino este? De aspecto mórbido y muy inteligente; ¡de nada le ha servido, eh! Todo el tiempo anda muy sola, se sienta en medio del invernadero y ríe sola. No sabe más que tararear la misma canción, y picarse la nariz cuando cree que nadie la ve. Eso sí, pregúntale como llegar al sol y veras que te inventa un sendero razonable. ¡Es en serio muchacho! ¡Ponme atención! Deja de andar tigrillando, esa muchacha sólo te va a dar agua de atunes. No es que sea mala, es que nació del lado malo, su madre la parió en un campo de futbol. El único rasgo común que pudiera considerársele es su nombre; no te lo digo porque si no al rato vas a andar haciendo corazoncitos en la escuela, ja ja ja, chamaco tarugo.
¿No te da vergüenza? Mira nada más que ojos de verdadero suplicio. Bueno, voy a hacer algo que raramente hago, te digo su nombre, pero mucho cuidado, la niña se vuelve mujer, sabe disimular cuidadosamente el afecto y el aburrimiento. Se llama Alhelí.
¡No me abrace!, ¡ande a traerme unas frescuras! Ya luego te largas a infectarte de impuras alquimias.
¿No te da vergüenza? Mira nada más que ojos de verdadero suplicio. Bueno, voy a hacer algo que raramente hago, te digo su nombre, pero mucho cuidado, la niña se vuelve mujer, sabe disimular cuidadosamente el afecto y el aburrimiento. Se llama Alhelí.
¡No me abrace!, ¡ande a traerme unas frescuras! Ya luego te largas a infectarte de impuras alquimias.
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