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Irrevocable

Quisiera mucho que fuera irrevocable, quisiera quererle como me quiere. Porque aunque sé que no lo hará me gustaría que volviera y la odio por eso, porque me tiene enfermo, con la sensación horrorosa de que ha sido todo en vano. Tanto querer, tanta inversión en amar, tantas llamadas hechas, ¡intentos, intentos, intentos! intenciones tácitas que han acabado, que me desgastaron un poco. Ya no nos tenemos y sin embargo sigo viéndola en fotografías y sigo pensando que es mía. Yo como el más enamorado de los tontos, con la estúpida esperanza de recibir una llamada mágica en la que se disuelva este odio: la odio y me odio porque no puedo dejar de quererla tan fácilmente como hizo ella. Quererla era doloroso, ahora es inútil y recalcitrante. Palabras tantas al aire, un olor, un peso, muchas costumbres, años en la basura. Lloremos, cada quien en su rincón. Lloremos porque uno quiere y el otro no. Que así se acabe. Y silencio.

Comentarios

Avenarius Sabaticus ha dicho que…
Sí. Todo eso sucede en esta vida. Y este juego de palabras y de intenciones inconclusas mezcladas y confundidas amo y no amo. Porque condenados de una vez, no podemos morirnos sin ahogarnos en ilusiones compartidas y sentenciadas a muerte que la frustración de uno y otro ocultan.

Sí, yo puedo reconocerme en el querer pero puedo admitir ahora que he fracasado.

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