Arriesgar un poco más, ya no es opción ni buena idea cuando se ha perdido casi todo. Cuando de un mismo queda poco, lo que se busca es no ceder, ni diezmar, mucho menos compartir.
Eludir, transmutar en lo deseado es tan perverso ¿no es así? A menos que se cuente con ayuda divina, ¿no es absurdo esperar lo más inhumano de alguien? Y aun así que desagradable conocer lo más humano del interlocutor.
No es que desee un teatro, ni mentira. Quiero silencio, como Juana Gallo con Little Joshep, y hasta ella tuvo que aplicar un ligero e inocente correctivo… a quien engaño, no hay inocentes, no justos, sólo relaciones desniveladas.
Ceder, transferir (rindiéndose) cierta cantidad de voluntad.
Conceder, entregar (bajo negociación) un algo que un alguien desea.
Mejor silencio, obvio y confortable. Así ya no hay desgaste, nadie se termina.
Me acabo de dar cuenta de que la gente no se va, tan sólo continúa. Cuando la gente se muere, pues eso: se muere. Deja de estar, aunque la recuerdes, aunque guardes su ropa apolillada o le dediques todas tus victorias académicas: ya no está. Pero cuando la gente no está ahí presente, existe la amenaza de volverla a ver. En una fiesta. En la calle Madero. El Bar. Su cafetería. El metro. Entre la multitud de un concierto. Se te pasa el susto después de muchos años. Platicas, gritas, lloras; igual que cuando alguien se muere. Yo lloro hasta cuando matan animales en las películas, por eso mi llanto no se lo toman en serio. Igual que el que se la pasa posteando que está miserable y triste después de años de una relación amargada: ya nadie le cree. La gente no le da oportunidad a sus caprichos: después de unos años ya no lo vas a querer. Sí, después de algún tiempo puedes notar que es cuestión de orgullo: es por ti, no por el otro. Por eso sufrías (o sufres) tanto, ...
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