Ir al contenido principal

Dedos Barrocos

Vivir en una caja no ha sido muy grato para Soren P. Sadnerson ... se aburre tanto, extraña la luz; sobre todo en días como estos, de luna llena. Para el que no sepa, los días de luna llena son en extremo interesantes; por cuestiones que sólo entienden los relojes, la luna en esta fase provoca en los humanos un exquisito delirio erótico e iracundo; andamos todo el día como hipnotizados. En los días de luna llena los vampiros se ponene frenéticos dado el estado de estupidez de los frágiles hombrecillos, las hadas de colmillos y minufaldas observan morbosas desde las hojas de los árboles. Soren que es buen amigo, recordó que a Lola Críptica le encantan estos días:
- Soren, en días como estos la simetría ocupa el cielo, pero no la tierra, ¿y si vemos una libélula asimétrica? no, no quiero salir.- Ante tal negativa confusa, Sadnerson se fue al librero a perversear.
Ya en la noche, cuando la luna evidencia sus defectos:
- Lola, creo que me estoy convirtiendo en fantasma, ¿vez que blanca es mi piel?-, ella se quedó muy sorprendida, asustada, - Soren, hoy es noche de luna llena, ¿quieres ir a caminar? la luz de luna te va a quitar esa fantasmalidad cutanea-.
Las viseras de Soren P. reían de placer, muy orgullosas reconocieron que la masa gris de su dueño hacia bien el trabajo.
A una cuadra del parque, - Lola, te tengo una sorpresa-. Caminaron muy torpes e instintivos, con los ojos cerrados; uno, dos, "n" pasos. Cuando Lola abrió sus ojos encontró un columpio colgado de un árbol. Mientras Soren perverseaba deshojó un árbol, para que la niña que jugara en él pudiera ver la Luna, y a la vez, la Luna pudiera ver al hombre que ella, en sueños, habia colgado del árbol.
Mas rápido de lo que se desnuda un adolescente, Lola se sentó en el columpio. Y mientras se mecía ayudada de Soren, ocurrió lo que con tanto esfuerzo S. P. había planeado. Lola se econtraba en el mundo de su amigo ... todas aquellas veces que su amigo no estaba en la caja, había estado en este lugar, ahora las reglas las ponía él.
Un escalofrío recorrió la espalda de Lola, era la mirada macabra de Soren, no tuvo tiempo ni de suspirar, talvez por el mecimiento o porque así, de súbito, ella también se supo en otro lugar. Después de este suspiro interrumpido, completamente de espaldas hacia S. P., la niña escuchó: -Lola, quien ese hombre y porque lo has colgado en un árbol?-. Azul, violeta, carmín; Lola tenía que revelar a Soren algo que le apenaba mucho. No importaba que se enterara que la aterraran las mariposas, ¡prefería confesarle que preseguía al hurón para preguntarle porque se disfrazaba de conejo!, ¡¡pero el hombre en el árbol??. A preguntas incómodas, respuestas con preguntas incómodas, - Soren, ¿porqué querías besarme?- S. P. soltó un acarcajada. El columpio se detuvo; ella bajo de él; por primera vez huyó de la mirada de su propio invento.
Que lugar tan perfecto un árbol deshojado; ni ardillas, ni hadas, nadie que escuche siniestras revelaciones; solo los insectos, pero ellos están absortos. Soren, como siempre, se agachó un porquito para verla a los ojos, le dijo: "un día me vas a olvidar, como al pirata de la otra caja; de imagen animada a imagen de recuerdo. Por eso existe este lugar, paralelo a tu laberinto. Lola, tu sabes que pasaría si te beso y tu me besas ... vámonos, llévame a tu laberinto". Lola se volvió a sentar en el columpio y pensó en lo que pasaría si Soren se volviera real, lo que pasaría si iban al laberinto.
Tosa la pelambrerita de Lola se erizó cuando escuchó en su oído: "un beso que dura una rola, y perdura la vida, el estado de inhibición provocado por el color ámbar, caminar por la ciudad de la furia tomados de la mano, el conejo que no es conejo de un aluna eclipsada por deseos, una canción de amor la cura de todos los males, cantar a pecho abierto, bailar en lel subterráneo, la foto de Mike Jagger, el tercer convoy naranja, caricias, palabras que nunca llegan, cuerpos que se van, esperanzas que se quedan ... eso va a pasar si me dejas tener pulso cardiaco; si me llevas a tu laberinto.. creo que me perdería-.
Con un parpadeo Lola se transportó a su cama. Ni un árbol, ni Soren; sólo una fotografía de la luna. Ni sorpresa, ni desconcierto, ni decepción; sólo llanto de tres minutos. Ni en su caja, ni el poste, ni en la tina de baño; otra vez ausencias de P. Sadnerson.
Dormir en una caja no ha sido grato para Soren P. Sadnerson ... el da tanto frío que se aferra a su cobija; tanta oscuridad y Lola tan lejos, la extraña tanto, sobre todo en noches de luna llena.
Para el que no lo imaginaba: cuando Soren regresó, su caja ya no estaba; se acomodó entre los libros, dio muchos giros, no se acomodaba. Ya casi iniciaba el segundo día de luna llena, cuando se le ocurrió acercarse a la cama de la niña. Destapada de una pierna, escurriendo su almohada en baba; que linda se veía ... casi al mismo tiempo que la vio, dio cuenta de un sobre amarillo junto a la babosa almohada, como tenía dibujadas las "formas caprichosas", supuso que era para él:
"Mi cabeza hace nudos del estambre; por ti los deshago y tejo con mis dedos barrocos un hilo ariadnesco para que no te pierdas en el laberinto; no tengas miedo que aquí no hay minotauro ... Te toca la esquina seca de la almohada ... no tapes mi pie".

Comentarios

Entradas populares de este blog

FRASCO DE PREJUICIOS

Estaba pensando en ti, le daba vueltas a la única certeza que tengo de tu persona: eres mi amigo. ¿De dónde he sacado yo esto?, ¿quién te he creído que eres? Eres tan amable; me procuras menos que los amigos que son como mi familia, pero más que los cuates que veo los miércoles; me escuchas. Las personas tenemos un asunto muy interesante con aquello de que alguien nos escuche, pareciera un honor. Yo tengo una amiga que es un gato, me comparte ópera y lleva a Humboldt a nuestras reuniones de café. Platicamos en nebuloso intercambio de ñoñez y bienes viscerales. La escucho, me escucha; nos queremos. Y están todas esas personas a las que nunca pregunto siquiera como están, porque no me interesa escucharlas. Decía que estaba pensando en ti, pero luego dejé de hacerlo para ver una película. El largometraje trataba de un exsoldado – dañado mentalmente por la guerra y la vida – que va a dar con un fulano que desarrolla prácticas de bienestar existencial y físico  por medio de via...

BEDUINO

Me acabo de dar cuenta de que la gente no se va, tan sólo continúa. Cuando la gente se muere, pues eso: se muere. Deja de estar, aunque la recuerdes, aunque guardes su ropa apolillada o le dediques todas tus victorias académicas: ya no está. Pero cuando la gente no está ahí presente, existe la amenaza de volverla a ver. En una fiesta. En la calle Madero. El Bar. Su cafetería. El metro. Entre la multitud de un concierto. Se te pasa el susto después de muchos años. Platicas, gritas, lloras; igual que cuando alguien se muere. Yo lloro hasta cuando matan animales en las películas, por eso mi llanto no se lo toman en serio. Igual que el que se la pasa posteando que está miserable y triste después de años de una relación amargada: ya nadie le cree. La gente no le da oportunidad a sus caprichos: después de unos años ya no lo vas a querer. Sí, después de algún tiempo puedes notar que es cuestión de orgullo: es por ti, no por el otro.  Por eso sufrías (o sufres) tanto, ...

out of the game

Existían infinitas posibilidades, pero yo acabé con ellas. Teobaldo era su nombre porque un día lo escribió en el espejo empañado del baño. El baño de su casa era antiguo, tenía una tina grande con una cortina de animales prehistóricos (quizá ni eran animales), la ventana estaba junto a la tina y solamente por eso se me antojaba bañarme en ella. Renuncié a ella, a la posibilidad de sumergirme detrás de la animálica tela plástica. Cambié las posibilidades por una decisión: me voy a desaparecer. Me subí al carro un poco feliz y con la certeza de que estaría bien, él y yo también. Llamó, creo que al día siguiente, pero no contesté, no volvió a marcar, yo nunca regresé la llamada. En verdad lo saqué de mi cabeza, pero el hado de los cuentos lo introdujo otra vez, con la posibilidad de cruzar saludos ocasionales en fiestas planeadas, no por terceros, sino por quintos y enésimos. Evite dichos sucesos. A razón de eventos ajenos a estas letras, di cuenta, en una conversación muy Virginia...