Soren saca nueve playmobils del ciento que tiene; Lola con resignado orgullo juega con siete de aquellos muñecos.
Será que están asolanados; será que Lola tiene las manos tan frías que casi no puede mover sus dedos… solo el hurón en la luna sabe porque a Soren se le ocurrió sacar un alfiler y atravesar la mano de una playmobil de la muñeca Críptica.
-¡No Soren, no!- exclamó Lola al filo de la histeria.
-¡Qué simple el juego del sadomasoquismo!- pensó exclamoso Soren.
Ante tal idea se presenta otra más feroz; Lola ha traído cuatro diccionarios para jugar; ha dado cuenta de que Soren en su infantil y acuoso sarcasmo la subestima. Cuatro diccionarios eliminan cuatro muñecos dejando solo cinco. Al ritmo de pánico Soren contraataca con preguntas pseudo socráticas “¿Por qué Lola es Lola y no la Señora Lecter? dice recargando el mentón en su mano “¿Si Lola es amiga sabe que es amistad?”, por último destroza a cuatro de sus muñecos y la mencionada playmobil manca, “Oye Lola ¿Cómo es que una muñeca de plastilina tóxica puede llorar? Yo creo que exprimes tu veneno para cumplir tus berrinches”, finalmente jas, jis y uno que otro je llegaron a los oídos de la niña plastilina; en sus manos los últimos playmobils son estrujados por la ira. Un grito alerta a Soren muy tarde pues los heroicos soldadillos aterrizan con fuerza en su cabeza, de lejos un último cañonazo “¡que te importa!” vocifera Lola mientras se aleja.
….. Será que estaban regañados; será que Soren ahora casi no tiene tiempo de jugar y cuando lo hace lo hace con euforia… solo el gato detrás del sol sabe porque nueve minutos después Soren y Lola volvían a jugar.
Será que están asolanados; será que Lola tiene las manos tan frías que casi no puede mover sus dedos… solo el hurón en la luna sabe porque a Soren se le ocurrió sacar un alfiler y atravesar la mano de una playmobil de la muñeca Críptica.
-¡No Soren, no!- exclamó Lola al filo de la histeria.
-¡Qué simple el juego del sadomasoquismo!- pensó exclamoso Soren.
Ante tal idea se presenta otra más feroz; Lola ha traído cuatro diccionarios para jugar; ha dado cuenta de que Soren en su infantil y acuoso sarcasmo la subestima. Cuatro diccionarios eliminan cuatro muñecos dejando solo cinco. Al ritmo de pánico Soren contraataca con preguntas pseudo socráticas “¿Por qué Lola es Lola y no la Señora Lecter? dice recargando el mentón en su mano “¿Si Lola es amiga sabe que es amistad?”, por último destroza a cuatro de sus muñecos y la mencionada playmobil manca, “Oye Lola ¿Cómo es que una muñeca de plastilina tóxica puede llorar? Yo creo que exprimes tu veneno para cumplir tus berrinches”, finalmente jas, jis y uno que otro je llegaron a los oídos de la niña plastilina; en sus manos los últimos playmobils son estrujados por la ira. Un grito alerta a Soren muy tarde pues los heroicos soldadillos aterrizan con fuerza en su cabeza, de lejos un último cañonazo “¡que te importa!” vocifera Lola mientras se aleja.
….. Será que estaban regañados; será que Soren ahora casi no tiene tiempo de jugar y cuando lo hace lo hace con euforia… solo el gato detrás del sol sabe porque nueve minutos después Soren y Lola volvían a jugar.
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