Lola apunta hacia la luna porque es un blanco brillante; en el bosque nocturno del laberinto sin minotauro no hay mucho que matar. Después de una noche larga Lola se siente cansada, apenas ha dormido siete de las nueve horas que requiere para estar contenta; por eso está de malas. El gancho al hígado que le dio el hurón de la luna, le dejo heridas internas que solo ha podido olvidar saboreando cerezas. La niña plastilina esta muy golpeada.
Soren la busca para salir a jugar al bosque, pero Lola pretexta, —Soren P. Sadnerson, no ves que afuera está nublado, me duelen las rodillas, me rechinan los codos, mi cuello se adormece a ratos y no lo puedo mover como debiera—. A él solo le quedaba argumentar — Lola no seas floja, vamos afuera… aunque sea vamos a caminar, te vas a sentir mejor, allá te espera una sorpresa.- Ni con chantajes Lola cedió.
Soren entonces desapareció durante un buen rato de la mañana, luego regresó. Lola dormitaba en los sillones y al escuchar a Soren emitió pequeños quejidos gemosos.
— Dicen que la plastilina en agua caliente es más suave; yo he podido ver que la plastilina repele el agua—, Lola no entendía ni una palabra de su amigo acuoso; Soren siguió hablando de la plastilina mientras caminaba, Lola no tuvo más que seguirlo. Herr Sadnerson continuaba: Mira Lola hay muchos tipos de plastilina, hay muchos colores, pero lo mejor de la plastilina es lo que le puedes hacer, y es que puedes hacer lo que quieras... lo que puedas, porque no todos son buenos escultores, y yo soy buen modelador, ¿no crees Lola? ¿Recuerdas aquella ocasión en que hice un monstruo para tu bosque? Tu bosque es tan frió Lola, creo que solo a ti y al hurón les gusta tanto el viento helado. El hurón me contó que ayer jugaron a la cacería, Lola, eres muy tramposa, si no puedes con las flechas, no debes recurrir a los golpes, mira ahora como estás….- Soren no paro de hablar hasta que llegaron a una zona del bosque donde las hojas de los árboles son de un verde muy claro, casi azul. —Soren, casi no venimos aquí, vamos a ...— Lola se interrumpió sola, sus ojos quedaron fijos en una fuente tornasol. Los apéndices de la cabeza de Soren tuvieron la misma reacción que los de Lola, pero no porque hubiera una fuente en medio del bosque, no porque el agua de esta fuera tornasol, sino porque Lola ya estaba desnuda en la fuente. El mismo hurón en la luna se sorprendía, jamás había visto a Lola bañarse con tanto gusto.
Pero Soren no se quedo ahí, nada más observando, no tardó
mucho en acompañar a Lola y volverla a sorprender, esta vez no con ranas, sino con tiburones semiácidos. Eran entonces muy felices; hasta que un frió viento volvió a enfermar a Lola, entonces volvieron a la playa de la cabaña blanca y entonces fueron extasiados.
Soren la busca para salir a jugar al bosque, pero Lola pretexta, —Soren P. Sadnerson, no ves que afuera está nublado, me duelen las rodillas, me rechinan los codos, mi cuello se adormece a ratos y no lo puedo mover como debiera—. A él solo le quedaba argumentar — Lola no seas floja, vamos afuera… aunque sea vamos a caminar, te vas a sentir mejor, allá te espera una sorpresa.- Ni con chantajes Lola cedió.
Soren entonces desapareció durante un buen rato de la mañana, luego regresó. Lola dormitaba en los sillones y al escuchar a Soren emitió pequeños quejidos gemosos.
— Dicen que la plastilina en agua caliente es más suave; yo he podido ver que la plastilina repele el agua—, Lola no entendía ni una palabra de su amigo acuoso; Soren siguió hablando de la plastilina mientras caminaba, Lola no tuvo más que seguirlo. Herr Sadnerson continuaba: Mira Lola hay muchos tipos de plastilina, hay muchos colores, pero lo mejor de la plastilina es lo que le puedes hacer, y es que puedes hacer lo que quieras... lo que puedas, porque no todos son buenos escultores, y yo soy buen modelador, ¿no crees Lola? ¿Recuerdas aquella ocasión en que hice un monstruo para tu bosque? Tu bosque es tan frió Lola, creo que solo a ti y al hurón les gusta tanto el viento helado. El hurón me contó que ayer jugaron a la cacería, Lola, eres muy tramposa, si no puedes con las flechas, no debes recurrir a los golpes, mira ahora como estás….- Soren no paro de hablar hasta que llegaron a una zona del bosque donde las hojas de los árboles son de un verde muy claro, casi azul. —Soren, casi no venimos aquí, vamos a ...— Lola se interrumpió sola, sus ojos quedaron fijos en una fuente tornasol. Los apéndices de la cabeza de Soren tuvieron la misma reacción que los de Lola, pero no porque hubiera una fuente en medio del bosque, no porque el agua de esta fuera tornasol, sino porque Lola ya estaba desnuda en la fuente. El mismo hurón en la luna se sorprendía, jamás había visto a Lola bañarse con tanto gusto.
Pero Soren no se quedo ahí, nada más observando, no tardó
mucho en acompañar a Lola y volverla a sorprender, esta vez no con ranas, sino con tiburones semiácidos. Eran entonces muy felices; hasta que un frió viento volvió a enfermar a Lola, entonces volvieron a la playa de la cabaña blanca y entonces fueron extasiados.
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